Masajes

martes, 25 de octubre de 2016

El embarazo y los masajes

Primero que nada quiero declararme culpable. Sí, yo era una de esas masajistas que prefería no atender a embarazadas durante su primer trimestre de embarazo.


Siempre supe que el masaje en sí no las afectaba, pero como el primer trimestre es el período durante el cual hay mayor posibilidad de pérdida del embarazo y yo no deseaba ser asociada a una experiencia tan dolorosa, prefería negarme. 

Lo cierto es que si no deseaba a masajear mujeres durante los primeros meses de embarazo, tenía que dejar de atender a mujeres en edad de concebir. Dicho de otra manera, prácticamente solo podría atender a mujeres menopáusicas, estériles, o ya embarazadas. 

Es por esto que hace ya un tiempo cambié mi manera de pensar, y lo cierto es que realizarle masajes a embarazadas me gusta muchísimo. Han hecho estudios sobre el alto grado de influencia que tiene el estado de salud física y mental que tenga la madre, sobretodo en los primero meses de gestación. Si esto es así, ¿quién soy yo para negarle a una embarazada un masaje para que se relaje y se sienta mejor?



"¡Cuidado con los tobillos!"
Existe la creencia, aún, de que si se le masajea los tobillos a una mujer embarazada podemos hacer que aborte. Esto lo he escuchado, muchas veces de colegas y la mayoría de las veces me he tomado el trabajo de aclararles que esto no es verdad; pero en general no me creen. 

Ojalá pronto desterremos tan ilógica sentencia. Es muy simple, si tan solo con masajearse los tobillos las mujeres pudieran interrumpir su embarazo, nunca hubieran existido las clínicas de aborto. 

El cuerpo humano es una máquina perfecta, y el cuerpo de las mamás está diseñado para proteger al bebé, así que no creamos ni por un segundo que con un masaje gentil, profesional y procurando que la mamá se sienta bien, vamos a dañar a su bebé. Solo debemos lograr que la futura mamá se sienta cómoda, y no hay muchas guías para esto. Hay que prestarle atención a la embarazada y no mantenerla en posiciones que le resulten incómodas ni causarle estrés con las maniobras, como lo haríamos con cualquier otro paciente.


Siempre es deseable que el médico tratante autorice a la paciente a recibir masajes, sobretodo si la embarazada ha presentado molestias o si existen riesgos de pérdida del embarazo.

Espero que esta falacia vaya desapareciendo y que puedan tener esto en cuenta a la hora de recibir a una embarazada en su consultorio.

Gabriela Rocha
MASOTERAPEUTA

lunes, 24 de octubre de 2016

Masajes: realidad vs. fotografías.



Si buscamos "masaje" en las imágenes de Google aparecerán muchísimas fotografías de jóvenes y hermosas mujeres semidesnudas, rodeadas de flores y/o velas, perfectamente maquilladas y peinadas.


Lo cierto es que el masaje es para personas de todas las edades y todas las complexiones físicas. No es necesario tener 20 años y tener el peso perfecto, solo basta con tener ganas de recibir un masaje.


También es cierto que en las producciones fotográficas se busca realzar la sensación de paz y belleza y para esto se suman elementos como velas, flores, toallas, piedras, inciensos, pindas, etc. Lo que no está del todo mal, pero realmente recibir masajes con un bowls con agua y flores sobre la camilla, no es nada cómodo.

Imagínense entrar a una habitación para recibir un masaje y encontrar la camilla llena de pétalos, suponiendo que no le tengan alergia a las flores ni a los residuos químicos que puedan tener, igualmente resultaría bastante desagradable sin importar lo bien que se vea en las fotos.


Los "masajes en la playa" son increíblemente atractivos. Recibir masajes, bajo el sol, el aroma de la arena y el murmullo del mar. Pero si lo pensamos bien, lo que tenemos en realidad es el cuerpo cubierto de aceite, al rayo del sol, con el viento levantando la arena y pegándola a cada centímetro de piel y el ruido de las personas que están cerca teniendo charlas mundanas.


A la hora de recibir masajes, lo mejor será mantenerlo simple: un buen profesional, un ambiente cálido y seguro.

Gabriela Rocha
MASOTERAPEUTA